(Miranda, 24-06-24). Hace más de 300 años, los cimarrones de Curiepe, en el estado Miranda, comenzaron a rendir homenaje a San Juan Bautista con el repique de tambores. Hoy en día, esta tradición sigue viva, llenando las calles de color y alegría ante este festejo ancestral.

Cada 24 de junio, el pueblo de Curiepe se visten de rojo y blanco para celebrar a su santo patrono. Al ritmo de los tambores y el coro de la frase «¡San Juan todo lo tiene… San Juan todo lo da!». Los devotos esperan con fe y devoción la llegada de esta festividad, para elevar la fé de los venezolanos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoce la importancia de estas celebraciones, incluyendo el Ciclo Festivo en honor a San Juan Bautista en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así lo recordó Héctor Rodríguez, coordinador nacional del Movimiento Futuro, «estas fiestas son patrimonio cultural de la humanidad, y son la identidad de las y las mirandinos, Si a San Juan se lo piden, San Juan se los dará». Afirmó

En Curiepe, la imagen del Bautista niño es el centro de la celebración, una tradición que llegó con los africanos esclavizados y que se ha mantenido viva a lo largo de los siglos. Estas festividades representan un símbolo de resistencia, de lucha y de reconocimiento de la identidad y la libertad de un pueblo que, a pesar de la esclavitud, supo defender sus creencias, valores y su religión.

Así, los sonidos ancestrales de los tambores en Curiepe se convierten en una poderosa expresión de la herencia cultural y la resistencia de un pueblo que celebra con orgullo y fervor la llegada de San Juan Bautista, recordando y honrando a sus antepasados cimarrones que sentaron las bases de esta tradición.

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